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Creatividad e ingenio, poderes populares soberanos con calidad de exportación

“El conocimiento es poder” es mucho más que una frase atribuida a no menos de tres filósofos icónicos a lo largo de la historia universal.

Para Francis Bacon, Thomas Hobbes, Michel Foucault, Ali Ibn Abi Tálib, entre otros, ejercer potestad sobre el talento empírico creativo e innovador confiere autonomía conceptual, poder estratégico e influencia financiera.

Así, concebir la aptitud intelectual como un activo inmaterial para el desarrollo de Venezuela es medular para configurar un ecosistema institucional orientado a la consolidación de la soberanía económica, a través de la captación de inversiones extranjeras y el fomento de la pequeña y mediana empresa con capacidad de competencia a escala global.

Una sólida infraestructura erige desde el Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual (SAPI), con el firme propósito de garantizar un marco jurídico eficaz y herramientas formativas al servicio de los venezolanos que apuestan por sus ideas y las transforman en potencialidades comerciales con calidad de exportación.

Desde mayo de 1998, el ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para el Comercio Nacional ha diseñado diversas estrategias a fin de estimular la creación, el desarrollo, la gestión y la protección de la Propiedad Intelectual, dentro y fuera del territorio nacional.

Autoría intelectual con protección universal

La asistencia legislativa se perfila entonces como la piedra angular de este ecosistema, pues brindar un sólido respaldo a emprendedores y empresarios sobre la tutela jurídica que ampara sus invenciones y creaciones, abona el camino para la germinación del poder intelectual.

En consonancia con esta premisa, en noviembre de 2020, el SAPI constituyó la Oficina de Asuntos Internacionales, cuya función principal apunta a “incentivar la invención y producción del conocimiento. Hacerle entender al ciudadano de a pie que existen mecanismos para que sus creaciones tengan vida afuera, que sepa que cuenta con acompañamiento y asesoría especializada”.

Así lo expone el internacionalista Orlando Salazar, encargado de liderar y dirigir esta instancia, junto a un equipo de profesionales en PI abocados a defender y resguardar los derechos inalienables e intransferibles de autores, inventores y creadores de la Patria.

“Esta autopista que es la Propiedad Intelectual permite que cualquier invención se convierta en potencia comercial. Nuestra misión es lograr que si un venezolano desea salir con su marca a otro país, sepa que cuenta con los insumos necesarios para proteger sus creaciones”, señaló.

De acuerdo con Salazar, la Propiedad Intelectual en Venezuela “no es un tema exclusivo de empresas grandes. Lo que deseamos es que el pequeño y mediano empresario conozca que, a través del SAPI, se puede apalancar para llegar a exportar sus ideas. Estamos al servicio de la economía, estamos dando la vuelta a los prejuicios que existían en torno a la materia”.

Voz patente con réplica regional

Aún ante un escenario inverosímil, ceñido por la pandemia mundial, Venezuela se alzó con una conquista histórica sin precedentes que le delegó la representación regional en el análisis de la pertinencia de la aplicación de condiciones para la obtención de los derechos sobre las invenciones y su calidad.

Gracias a una propuesta emanada por los Estados Miembros del Grupo Regional de América Latina y el Caribe (Grulac) ante la Organización de Nacional Unidas (ONU), en diciembre de 2020 Francisco Astudillo asumió la Vicepresidencia del 32° Comité Permanente del Derecho de Patentes (SCP), de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).

“Es primera vez en la historia que Venezuela asume un papel tan relevante en esta materia (PI). La propuesta del Grulac para que Venezuela asumiera esta tarea denota el respaldo regional sobre la participación de Astudillo, se trata de una referencia en un momento mundial tan delicado como éste. Tenemos una voz que será respetada, con conocimiento de base, argumentos sólidos para debatir en materia de patentes”, destacó Salazar.

Consecuente con los lineamientos de Ricardo Javier Sánchez, director general del SAPI, recientemente se reanudó el proceso de concesión de Patentes sobre modelos y diseños industriales, con la publicación del Boletín N° 602, reinaugurando esta Oficina como un espacio para el impulso de novedades e inventos con sello venezolano.

Y es que “la patente no puede ser un elemento muerto. Es por eso que el SAPI facilita los canales para que esa invención vaya al comercio y se pueda sacar provecho. Si la persona sabe que debe reservar su idea, respetar la confidencialidad, se dirige al SAPI para recibir asesoría, realizar el proceso de registro, y puede lograr insertarse en ámbitos comerciales mundiales con muchísimo impacto”, afirma Salazar.

“Inventamos o erramos”

En materia de Derecho de Autor, la Oficina de Asuntos Internacionales del SAPI también evalúa la creación de instrumentos para que los intelectuales y creadores “puedan acceder a mejores condiciones a la hora de obtener algún tipo de retorno por su actuación”.

“La idea es que cualquier venezolano que esté desarrollando un software, escribiendo un libro, componiendo una obra musical, pueda gozar de mecanismos con los que pueda verse beneficiado, entrar a la plataforma internacional, ejercer sus derechos”, subrayó Salazar.

Como parte de la agenda enmarcada en la celebración de su 23° aniversario, el Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual certifica su blindaje universal reafirmando su compromiso de velar por la integridad de Marcas, Patentes y Derechos de Autor.

En tal sentido, esta Oficina adelanta un plan de acción que contempla el trabajo articulado con Cancillería venezolana y el Ministerio de Comercio Nacional, auditorías de gestiones internacionales, actualización de análisis de tratados y convenios internacionales, así como jornadas de formación y capacitación de funcionarios en materia de PI.

“Ya es la hora para Venezuela de superar el rentismo petrolero, ha llegado la hora de innovar, de crear. Nos toca despertar y asumir nuevas tareas, nos toca mover la economía, ver qué podemos ofrecerle al mundo, y que esté debidamente protegido y regulado para que pueda competir en condiciones justas internacionalmente, para que entre en unas condiciones acordes a la economía del siglo XXI”, concluyó Salazar.

Indudablemente, en Revolución, la creatividad y el ingenio son poderes populares soberanos concebidos como un motor intangible y sostenible para la economía de la Patria. Porque, citando al Comandante Hugo Chávez durante una alocución en 2007: “El que tiene conciencia, entonces tiene un motor potencial, tiene por dentro la grandísima posibilidad de la acción y, sobre todo, de la acción transformadora, la conciencia activa, la voluntad”.

Prensa Sapi. Mairim Espinel