La propiedad industrial es una herramienta que funciona como un gran incentivo a la innovación y para la difusión del conocimiento y la tecnología, permitiendo a creadores e inventores gestionar y obtener derecho de exclusividad sobre sus creaciones, además, de jugar un papel esencial en el desarrollo de una economía sólida y sostenible, políticas que además están inmersas en la agenda 2030 de La Asamblea General de la ONU, quien adoptó este plan para el Desarrollo Sostenible en favor de los Estados miembros de las Naciones Unidas.
Inmerso en un sistema globalizado, que mantiene importantes vínculos al Derecho Internacional, el Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual (SAPI), adscrito al Ministerio del Poder Popular de Comercio Nacional, es quien ejerce la competencia que sobre la propiedad intelectual le corresponde al Estado Venezolano, en materia de Derecho de Autor y Propiedad Industrial (Marcas y Patentes).
En tan solo un año de gestión, donde la Propiedad Intelectual ha sido tomada en cuenta como eje transversal en el desarrollo económico del país y gracias a las políticas emanadas por el Director General de la institución, Alberto Rey, se ha impulsado la concesión de más de 400 nuevas innovaciones, 11 mil 400 marcas otorgadas en la publicación de los 11 Boletines de la Propiedad Industrial ejecutados este último año; lo que demuestra el valor y la importancia que se otorga para la consolidación de nuevos emprendimientos.
Con la creación del SAPI (Decreto N° 1.768) y su entrada en funcionamiento el 1° de mayo de 1998, se fusiona por primera vez y bajo una misma organización, tanto la Propiedad Industrial como el Derecho de Autor; optimizando el proceso de registro, protección y difusión de las creaciones del intelecto humano en nuestro país.
Como una de las áreas más importantes del SAPI, la Dirección de Registro de la Propiedad Industrial, abarca el ámbito de las Marcas Comerciales y de Servicios, Denominaciones de Origen (D.O.), Marcas Colectivas, Patentes de Invención, Modelos y Dibujos Industriales.
El desarrollo de una sociedad de conocimiento y el impulso de las comunicaciones, potencia el carácter competitivo de mercados en los cuales, tener éxito y mantenerlo, se traduce en un compendio de factores que incluyen la capacidad de innovación y la posibilidad cierta de transformar ideas en productos de alta tecnología.
La Propiedad Industrial, expresada en todas sus ramas, crea derechos exclusivos para sus titulares, constituyendo un sistema de protección ante el riesgo inherente al mercado, de copias o apropiación indebida.
Desde el SAPI, a través de la Dirección de Registro de la Propiedad Industrial y sus coordinaciones de: Marcas y de Invenciones y nuevas tecnologías, se impulsa un procedimiento de registro y protección que se convierte en un incentivo para el emprendimiento y así fortalecer el aparato productivo de la Nación.
Ante una abundante y creciente oferta en los mercados nacionales e internacionales los emprendedores se enfrentan a un panorama diverso en los que se requiere el apoyo necesario; en este sentido, para nosotros, como ente rector en la materia, es importante distinguir nuestras opciones e identificar cada caso.
Si se tiene un producto novedoso que aplica una solución técnica, para ser aplicado en la industria, el inventor puede optar por una Patente.
En el caso de contar con un producto o servicio, que no representa novedad alguna; pero, el emprendedor o titular desea diferenciarlo mediante un signo, puede registrarlo mediante una Marca.
Por su parte, para aquellos productos que guardan semejanza con sus competidores; pero que son preferidos por el público, debido a su apariencia, puede acceder a un registro de Diseño Industrial.
Los servicios que se prestan desde la Dirección de RPI del SAPI, contribuyen, en su conjunto, a facilitar el acceso al conocimiento y a las invenciones
Facilitando además la competitividad y el comercio; al tiempo que estimula la transparencia de información de los productos en el mercado, mejorando las posibilidades de financiamiento.
La Propiedad Industrial, sin duda alguna, promueve un clima de confianza para la generación de nuevas invenciones y nuevos proyectos, brindando herramientas para la protección de estas invenciones y proporcionando seguridad para las identificaciones comerciales, reconociendo el tiempo, la inversión y el capital humano depositado en el desarrollo de una idea transformadora.
Para el Director General de la institución, Alberto Rey, el impulso de la propiedad industrial como eje trasversal para fortalecer la producción nacional se ha convertido en la política bandera que visibiliza a todos aquellos inventores y creadores que apuestan por el desarrollo integral de la Nación./AG