Al calor del suelo cimarrón, florece un rubro cuyas propiedades certifican su excelencia universal y configuran un potencial crecimiento para la soberanía económica de la Patria.
Fino de Aroma es el fruto que germina en tierras tropicales venezolanas, destilando calidad de exportación y labrando así el camino hacia el fortalecimiento del aparato productivo de la Nación.
Desde Chuao, brotan las raíces cacaoteras certificadas con Denominación de Origen, como parte de las políticas del Gobierno Nacional para blindar a esta clasificación genética, cuyas exclusivas características morfológicas y químicas la distinguen en el mercado global.
Intensidad de sabor, baja acidez y astringencia se conjugan en perfecto equilibrio para dar como resultado a este cacao, de tipo trinitario o deltano, el cual se perfiló como potencia estratégica soberana, incluso, a partir de la época colonial.
Este 1° de octubre, cuando Venezuela celebra el Día Nacional del Cacao por quinto año consecutivo, el Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual (SAPI) reafirma su compromiso con la protección de los procesos productivos y resguardo del legado originario de este exótico recurso natural.
Al grano de partida
Como si de un ritual se tratase, el manejo postcosecha preserva intactas las costumbres ancestrales. Con estricta rigurosidad y disciplina, se desarrollan las fases de corte de mazorca, desbabado y fermentación. Frente a la iglesia, en la plaza del pueblo, se extienden los granos para el secado y posterior selección de las almendras a manos de la mujer chuaense.
Inmerso en la vegetación biodiversa y clima húmedo tropical del Parque Nacional Henri Pittier, yace un pueblo reconocido, el 22 de noviembre del año 2000, como el productor de la exótica materia prima del chocolate más sabroso del planeta.
A través del Boletín Nº 443, resolución 2006, el Cacao de Chuao, situado en el municipio Santiago Mariño del estado Aragua, se convirtió en el rubro precursor de la Denominación de Origen en el país. En 2016, fue renovado este sello de calidad garantizada, en aras de incentivar su actividad productiva y fomentar la defensa de sus particularidades organolépticas.
Con calidad sostenible
Proteger e impulsar desde el genotipo hasta el proceso artesanal del cacao venezolano, mediante las Denominaciones de Origen, es palabra empeñada del SAPI, previo cumplimiento de los requisitos y formalidades que establecen las normas nacionales y los convenios internacionales para contribuir al desarrollo económico sostenible y el despliegue de las fuerzas productivas de la Nación.
Impulsar su proyección, reconocimiento y posicionamiento en el mercado internacional como el mejor del mundo, es sinónimo de fortalecimiento productivo de la cadena cacaotera venezolana y deriva en la consolidación de Venezuela como país productor de cacao 100 % orgánico y de fino aroma.