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Patrimonio sonoro: blindaje creativo y potencia económica

Desde el más puro folclor criollo; al son de tropicales melodías del Caribe; o con modernas notas urbanas y alternativas, los artistas del sonido, nacidos en la tierra de Bolívar, han enaltecido el patrimonio sonoro venezolano a escala mundial.

Y es que un acervo musical blindado por sus propios compositores e intérpretes, fortalece la identidad cultural y se perfila como potencia para el desarrollo económico de la Patria.

A través de instrumentos jurídicos, convenios y tratados internacionales suscritos en materia de Propiedad Intelectual y Derecho de Autor, Venezuela ha asumido la protección del talento artístico y su legado.

En el marco del Día Internacional del Músico, bajo la premisa de estimular el ingenio como recurso sostenible para el país, el Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual (SAPI) afianza su compromiso de resguardar las creaciones de estos maestros del lenguaje universal.

Para ello, la institución promueve el registro de sus obras con la intención de garantizar no solo la defensa de los derechos morales y patrimoniales del creador frente a prácticas de plagio o piratería, sino también el reconocimiento de su labor y recompensas económicas.

Asimismo, el ente adelanta un esquema de actividades formativas, asesorías especializadas, intercambio de saberes, exposiciones, conferencias y mesas de trabajo en articulación con otras instituciones del Ejecutivo nacional.

De puño y letra legítimos

En mayo de 1996, el insigne exponente de la tonada llanera fue pionero en legitimar un Derecho de Autor en Venezuela.

“Caballo viejo” se inmortalizó cuando el “Tío Simón” Díaz registró este golpe y pasaje que ha sido reconocido en diversas latitudes, traducido a 12 idiomas, versionado en diversos géneros e interpretado por más de 300 artistas de talla internacional.

Teresa Carreño, Juan Vicente Torrealba, Óscar D’León, Alí Primera, Juan Vicente Abreu, Gustavo Dudamel, encabezan la trayectoria del talento e ingenio musical nacional.

Sin duda, un mestizaje rítmico danza entre acordes, letras, pistas y sonidos que han florecido de la inspiración de virtuosos hombres y mujeres de la Patria.

 Velar por la defensa de la propiedad de sus creaciones, desde el SAPI, se traduce en el impulso de la soberanía cultural como eje transversal para el crecimiento económico venezolano.

Prensa SAPI / M.E.