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Marcas Genéricas: su significado en un mundo cada vez más globalizado

La evolución del registro de marca ha significado el paso de diferentes etapas y el aporte de muchas personas durante el último siglo, las cuales, han hecho de esta disciplina un factor decisivo dentro de las economías actuales.

En este sentido, bajo la línea de investigación de María Inés de Jesús González reseñada en su libro Temas Marcarios, define a las marcas genéricas como “aquellos signos que, en el lenguaje corriente o en el tráfico mercantil del país donde el registro es solicitado, constituyen la forma que necesariamente ha de ser usada para designar o referirse directamente a los bienes que con el mismo pretenden distinguirse, de modo que con la concesión de la exclusiva se estaría limitando el uso de un término de necesario uso para identificar el bien a ser distinguido”.

De acuerdo a lo expuesto anteriormente, una marca se considera genérica cuando la misma designa el género del producto o servicio que va ser sometido a registro, ya sea de forma denominativa, como una empresa de curitas para distinguir apósitos como productos farmacéuticos, o en el caso gráfico de una barra de chocolate para distinguir el mismo producto.

Por consiguiente, no tiene distintividad comercial, viéndolo desde dicho punto de vista y a nivel de consumidor final. Seguidamente, lo que se busca fundamentalmente es no violentar la norma ni el orden lógico de los signos marcarios, por el motivo de evitar de que una sociedad mercantil se apropie de un signo, que es de carácter necesario para designar a productos o servicios determinados, donde el mismo alude de forma directa o inmediata a estos, teniendo vinculo o nexos con este, trayendo como consecuencia, que varias sociedades o personas desarrollen la misma actividad económica y puedan usarla libremente. Cabe destacar, que en aquellos términos que se consideran genéricos no está negada su utilización para definir una marca, son posibles objeto de registro siempre y cuando no sean de indicativo directo al producto o servicio.

En este sentido, el termino “goma” para distinguir goma en la clase 17 del clasificador internacional, no es objeto de registrabilidad, pero si pudiese ser “goma para la clase 3” que se refiere a productos cosméticos. Allí se estaría considerando el signo, o como se le denomina en el ramo marcario, “término arbitrario”.

Por otro lado, los signos ya registrados deben estar sometidos a cierta vigilancia, donde uno de los métodos son las campañas publicitarias, dándoles a entender a los consumidores que estos términos no son de uso común, llevándolos así a genéricos, ya que esto traería como consecuencia que los mismos pasen simplemente a ser un contenido mas del diccionario. En tal sentido, es necesario tener mucho cuidado al momento de ingresar tus solicitudes a registro, porque si tienden a caer en dicha situación pueden ser objeto de negación.

Al momento de pensar en el registro de una marca se debe tomar en cuenta primordialmente, que debe tener un carácter de distintividad, es decir, características inherentes a la misma y que la defina, así como estar claramente diferenciada de otras. Años atrás esto no sucedía, por la simple razón, que las mismas no tenían esta situación.

Desde entonces, el mundo marcario está comenzando a experimentar un auge de emprendimientos, dentro de los cuales, para muchos pioneros el término genérico carecía de apariencia al momento de registrar un signo. Estos son conceptos adaptados a nuestro tiempo con mejoras, para así obtener mejores resultados tomando en cuenta el factor humano y los contextos sociales que determinan una marca.

El conocimiento marcario actual es el resultado de un largo y continuo proceso innovador, gracias a los aportes realizados por grandes pensadores del siglo XX. En el registro marcario tomó gran importancia para ser considerada una disciplina fundamental para el mundo y más aun con la aparición de teorías, enfoques y herramientas han facilitado el manejo de los principios de tales registros.

La Revolución Industrial condujo a un crecimiento acelerado y desorganizado de las empresas, complejizándose la administración de las mismas. Se hizo necesario elevar su productividad y competitividad, siendo la única forma de lograrlo incrementar la eficiencia de los trabajadores.

En este contexto, también fue imperativo darles identidad a aquellas empresas cuyos productos requería de cierta identidad y distintividad del consumidor. Esta idea condujo al surgimiento de un enfoque científico de marcas que sustituyera al empirismo dominante, el cual, se materializó en las llamadas “Registro de marcas”.

Todo este proceso, ha venido de la mano con la evolución social que ha experimentado la cultura occidental del trabajo. Aunque la Revolución Industrial provocó una profunda modificación en la estructura empresarial y económica de la época, también influyó notablemente en los principios del registro de marcas, ya que la preocupación principal de los administradores era enfrentar las demandas de una economía en rápida expansión y creciente especialización.

Esto nos permite partir de una base histórica para entender las condicionantes sociales que determinarán en la época moderna el papel de las marcas y su importancia dentro de los procesos comerciales y sociales.

En la actualidad, el registro de marcas es una realidad que cabalga sobre fenómenos sociológicos como la Globalización, el cuan es definido por la Real Academia de la Lengua Española como la “tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales”. El referido concepto alude al factores económicos y comerciales, pero también las dinámicas de marcas se adaptan a diferentes condicionantes sociales globalizantes.

En este sentido el concepto de globalización anteriormente referido toma más sentido si lo definimos como un proceso multidimensional, no sólo económico, sino también, político y social que tiene como expresión social más determinante la interdependencia de los de los mercados, permitida por las nuevas tecnologías de información y comunicación favorecida por la liberación de dichos mercados.

Tras la Guerra Fría, a finales del siglo XX, y continuando en el XXI, este fenómeno continuó avanzando, sobre todo, de la mano del impulso indetenible de las redes informáticas (Internet) y las nuevas tecnologías de telecomunicaciones, que han puesto en contacto poblaciones y mercados geográficamente distanciados. Dicho esto, el registro de marca ya no es un asunto inherente a las características comerciales o las necesidades de difusión de un producto en una localidad determinada, ahora se ha convertido en un factor determinante dentro de las dinámicas de relacionamiento internacional de los Estados y los particulares.

Autor: Abg. Carlos Magallanes / Coordinación de Marcas y otros Signos Distintivos